Solomon Burke, legendario cantante soul, predicador y autor de temas como Everybody needs somebody to love, murió este miércoles en Ámsterdam a los 70 años.
A la altura de gigantes como Marvin Gaye, Aretha Franklin, Sam Cooke y James Brown, aunque sin su notoriedad, con él desaparece una de las mayores voces de la edad dorada del soul.
Burke nació en Filadelfia en 1940 en el seno de una familia profundamente religiosa, responsable de la Iglesia Unidad Para Toda la Gente. En esa atmósfera de elevación espiritual nació su vocación de cantante y predicador, y a los 14 años entró por primera vez en un estudio de grabación. En 1956 completó su primer disco, Christmas present from heaven en el sello independiente Apollo. Vendió un millón de copias.
Cuatro años después lo fichó el productor Jerry Wexler, del sello Atlantic Records,de su mano Burke empezó a despuntar como un pionero del soul, releyendo el gospel tradicional y llevando un paso más allá el rhythm and blues. En esa casa firmó 32 singles -como Just out of my reach (of my two open arms) y Got to get you off my mind-, varios discos y conciertos en una década, la de los sesenta, que fue su momento de esplendor. Pronto su intensidad rivalizó con la de monstruos del directo como Otis Redding y James Brown. "Es el mejor cantante de soul de todos los tiempos", señaló Wexler.
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