Según la leyenda, el holandes errante es un buque fantasma que no puede volver a puerto y recorre los mares del mundo en busca de su salvación. Su capitán, parte de Holanda a las Indias Orientales para hacer fortuna y al llegar al Cabo de Buena Esperanza lo sorprende una tormenta. Su barco está a punto de naufragar cuando se le aparece el diablo y hace un pacto con él, desafiándo así, la ira de Dios que lo condena a vagar sin rumbo hasta el fín de los tiempos.
En ésta historia se basa Richard Wagner para componer su: "Der Fliegende Holländer", una ópera romántica en tres actos, que se estrenó en 1843.
La acción se desarrolla en Noruega y narra el encuentro de unos marineros con un misterioso buque con velas color sangre en el que viaja el holandés errante. Un navegante muy rico perseguido por la maldición de navegar sin reposo. Cada siete años se le concede la posibilidad de bajar a tierra en busca de un amor puro que lo salve de la muerte.
El capitán de la nave noruega se lleva a casa al holandés y a cambio de su riqueza le concede la mano de su hija con la promesa de que su amor fiel lo salvará de su cruel destino.
En esta ópera están presentes muchos de los temas que obsesionaron a Wagner, la maldición, la redención y el deseo de la muerte como única certeza de salvación.
A partir de hoy y hasta el 25 de Abril en el Gran Teatro del Liceo.
